miércoles, 19 de diciembre de 2007

Navidad Inculturada

Un pintor argentino, Raúl Soldi, una pequeña Capilla de un pueblo casi rural del gran Buenos Aires de 1953 y el mensaje evangélico se conjugan en un milagro universal: el hijo de Dios nace en todo tiempo y lugar donde la humanidad asiente su cultura.
Tal es el sentido de los frescos que Raúl Soldi ejecutó en la hoy ciudad de Glew durante veintitres veranos.
La historia de esta obra es más o menos conocida y puede consultarse en el sitio de la Fundación Soldi (http://www.soldi.com.ar/).
Bastenos decir que, como suele ocurrir con las creaciones y artistas trascendentes, la obra fue rechazada en un principio por aquellos a quienes estaba prioritariamente dirigida: los propios vecinos de Glew.
El tiempo y la intervención del Obispo de La Plata impidieron que los vecinos blanquearan las paredes de la Capilla.
Los frescos cuentan la historia de Ana y Joaquín, padres de María y "abuelos" terrenales de Jesús.
Pero esta historia ocurre en el paisaje del Glew de los años cincuenta. Como dice un villancico escrito por un poeta concedor de la obra:Pequeño niño Jesús,Adonde te encontrarétu abuela te está buscandopor los portales de Glew
Santa Ana enseña a María las sagradas escrituras rodeada de cardos muy propios del lugar. Hacia el fondo del mural unos animales pastan en un paisaje de llanura. Más atrás quintas y molinos de agua certifican que la imágen transcurre en nuestras tierras.
Los esponsales de María y José ocurren en la porpia Capilla Santa Ana presidida al efecto por una Estrella de David que adorna el edificio por debajo del campanario.
Los invitados llegan en los sulkys y volantas que eran un transporte muy común para la epoca.
Y el manjar más visible de la fiesta son unas muy criollas empanadas que se ofrecen a los comensales.
Y finalmente ocurre el milagro: Jesús ha nacido en un humilde pesebre pueblerino.
Cuatro Reyes Magos - tal como dicen los evengelios apócrifos - honran al niño recién nacido. Uno de los Reyes trae al niño un ánfora cargada con piedras traídas del Valle de las Pirquitas en la Provincia de Catamarca. Es la llamada "corazón del Inca" que solo existe en tierra américana. La Natividad del hijo de Dios ocurre así en América como en Tierra Santa. Se incultura adoptando las costumbres, el paisaje y los colores de la nueva tierra. Un angel negro y un angel blanco contemplan desde los altos de uno de los murales las escenas evagélicas promoviendo la convivencia entre las personas más allá de las diferencias.
El arte así inculturado en el paisaje local y en el mensaje evangélico se vuelve milagro, convivencia y paz para todas las personas de buena voluntad.
Fuente: Fernando de Sá SouzaLic. en Administración CulturalSecretario de InternetUPCN - Secc. Capital

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