Relata Lucio Funes en su libro "Anécdotas Mendocinas", que a comienzos del siglo XX existía en Mendoza una curiosa Sociedad que se caracterizó por el esmero puesto en fomentar la haraganería como práctica cotidiana. Ésta se denominaba: Sociedad de los Morados y era una agrupación para cuyo ingreso se imponían estrictas condiciones a los postulantes. Tanto es así, que quien tuviera la pretensión de formar parte de ella, debía dar crédito de contar con un abultado currículum en la vagancia, de modo tal que su fama de flojo cubriera toda sospecha de amor hacia el trabajo. A continuación, dos anécdotas que pintan de cuerpo entero a esta peculiar agrupación.Matar el tiempo...Los Morados se caracterizaban por dormir la mayor parte del tiempo pero, como el día se hacía largo, el resto de la jornada la repartían entre mateadas y amigables tertulias compartidas entre consocios.Cierta vez, invitados a un almuerzo en el Challao, en un acto de heroísmo que daba prueba de cuán comprometidos se encontraban con la causa, resolvieron levantarse a las doce para reunirse en casa del secretario de la institución, Ricardo García. Desde ese punto se encaminarían en carruaje rumbo al mencionado balneario. Pero qué amarga sería la decepción de los socios al llegar y comprobar que García ya había partido con una hora de anticipación.¡Anticiparse a una cita! Aquello era inaudito. No pudieron tolerar una falta semejante del responsable de la agrupación y, sobre la marcha, resolvieron exigirle la renuncia, argumentando que tan indecorosa conducta violaba el sagrado reglamento de la institución.Molestos y decididos a poner en su lugar al “transgresor”, se encaminaron hacia el Challao y, en un recodo del camino, visualizaron el caballo de García atado a un arbusto. Con sorpresa y alivio, comprobaron que a un costado de la ruta se encontraba el cuestionado secretario durmiendo plácidamente una anticipada siesta.Ante aquella prueba de fidelidad a las normas de la agrupación, los socios resolvieron dar amnistía a García y por supuesto respetar su “oportuno” sueño.
Fuentes: "Andrés Tejeda-Miguel Amado Pouget", Juan Draghi Lucero; “Anécdotas mendocinas", Lucio Funes
6 comentarios:
De esas historias hay muchisimas en este pais generoso. Me encantó.
Si... y hay muchas muy actuales, solo que ahora podrian llamarse... El Club de los Planes Trabajar, El Club de los Empleados Publicos ... El Club de los Senadores...etc. etc. aysssss ya me fui de boca ji
El club del invento de la " no inflación "
El club de las ovejas que somos los habitantes de este lugar.
El Club de.. etc.. si, etc..
Dan ganas de ser mas fuerte..!
mmmm podriamos unificar todos los clubes, envolverlos en un paquetito y enviarlos al congo o poquitin mas lejos je.
Miriam buenisimo jajaja pero por que enviarlo al Congo? juer que de eso hay en todos lados en exceso lo que ya no hay es tanto sentido del humor.Muy bueno sigue pasandonos anecdotas nos reiremos . Tauttttttttt
Alfredo, me alegra que te gustara, con respecto de enviarlos al congo, no me refería a estos simpáticos personajes, jiji, si no que me refiero a los del Club de los Planes Trabajar, el Club del invento de la no inflacion y los demás anteriormente mencionados, que son los parásitos nuestros de cada dia je.
Taut y en la medida de lo posible pondré mas anécdotas
Publicar un comentario