Una discusión acalorada
Otra anécdota relata que un buen día, varios miembros de la Sociedad se encontraban reunidos en una de sus habituales tertulias. De un momento a otro, por la ventana que daba a la calle vieron pasar al galope un jinete montado en brioso corcel. Cuenta Lucio Funes que recién después de un rato -cuando ya se había perdido el eco de las pisadas del caballo- uno de ellos exclamó en tono sentencioso:
- ¡Lindo el colorado!
Un rato después, otro de los tertulianos le replicó:
-¡Era tostado!
El primero, después de meditar, fruncido el entrecejo, en señal de cavilación, repuso a su vez:
-¡Era colorado!
Ante semejante disidencia - que sabe Dios en lo que iba a terminar- púsose de pie otro consocio, y oprimiéndose con una mano el pecho, dijo a su vez:
- ¡Ustedes me disculpen, pero como sufro del corazón, no puedo asistir a una discusión tan acalorada!
Y, de inmediato, se fue a su casa.
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2 comentarios:
JAJAJAJA si seran holgaznes juer y ademas delicados.
clarito Alfredo, que no por ser holgazanes dejan de tener sentimientos jijiji
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