domingo, 1 de febrero de 2009

Cuentos Nuevos...

Comparto con ustedes un cuento que me hicieron llegar, son los primeros pasos del autor en el mundo de la escritura y sería bueno leer la opinión de ustedes respecto a su trabajo.
Espero lo disfruten.

EL RAYO
Un hombre trabaja en su huerta, en su labor cotidiana, entregándose día a día a la rutina del sacrificio ,cada 15 días va al pueblo a vender el producto de su labor : cebollas, tomates, papas, zanahorias… todo tipo de hortalizas . Realiza a diario el recorrido desde su granja al pueblo en sulki acompañado con su caballo fiel de muchos años, a su lado el perro, formando parte de ese cortejo obligado, pero esta vez en el rústico puentecito
se le rompe una rueda, aún así, a duras penas, logra llegar al pueblo y entregar sus pedidos en cada negocio. Al terminar con el reparto llega hasta la casa del carpintero
y deja el sulki para que lo repare, entonces se va con el caballo al bar a tomar su ginebra, una costumbre que realiza después de cada jornada como si fuera un ritual. Este hombre era poco conocido. Quizás por su parquedad y la timidez que propicia el campo ,pocas veces hablaba con alguien ,pero lo justo y necesario. Pensaba, más de lo que decía.
En el bar del pueblo algunos lo esperaban con ansiedad , sabían que si le iba bien en su reparto, les pagaba una ronda a todos los presentes, aunque no era muy comunicativo, los beneficiados por su dádiva expresaban su agradecimiento deseandole su regreso y una buena cosecha .
Despues de un buen rato vuelve a la casa del carpintero, para saber el destino de la rueda de su sulki. El viejo carpintero le dice que fueron un par de rayos quebrados y, aprovechándose del momento, de la necesidad del campesino por solucionar el inconveniente, pretende cobrarle el arreglo mencionándole una cifra excesiva y agregando que no había realizado el trabajo hasta la aceptación del presupuesto por parte del campesino.
Nuestro protagonista, enojado ,furioso por la reacción del oportunista, engancha su caballo al sulki y se va maldiciendo contra el carpintero diciéndole que el mismo lo iba a arreglar.
Luego de un viaje incómodo y expectante llega a su casa, se dispone a buscar madera buena y dura, pero no tiene las herramientas adecuadas para el trabajo. Esto lo ofuscó aún más con el carpintero.
Después de 15 días vuelve al pueblo con su sulki roto y al pasar por el pequeño puente la rueda de madera sufre un golpe más acrecentando su inestabilidad, quedando en peores condiciones de las que estaba . Su furia tomó mas fuerzas.
Aún así hace todo lo que acostumbraba a hacer cumpliendo con el rito se va al bar, pero esta vez además de tomar su copa de ginebra, se compra una botella y se la lleva, aunque no era su costumbre.
Los rayos del sulki lo tenían preocupado, era su herramienta de trabajo y no podía tolerar tanta injusticia por parte del carpintero así que nuevamente lo visitó y le quiso pagar con la mercadería que el repartía, pero no llegó a ningún acuerdo. Se fue mas furioso, su bronca lo estaba cegando, la impotencia se apoderó de él.
Trabajó hasta tarde ese día, mientras tomaba su litro de ginebra, no podía arreglar la rueda del sulki, fué así que salió a caminar sin rumbo, ya estaba borracho. Sus pensamientos se evadieron. La razón se evadía entremezclándose con el alcohol y el sopor que produce la inconciencia.
Después de una larga caminata, vuelve a su casa, ya que al otro día tenía que ir al pueblo a entregar su mercadería y lo hace como siempre, pero esta vez se encuentra con la novedad que la policía andaba en el pueblo, eso le llamó la atención porque no era costumbre verlos ahí.
Siguió con sus compromisos y se fue al bar, y allí se entera que la policía encontró al carpintero con su amante muertos debajo del rústico puentecito y junto a ellos … una botella de ginebra. Según la policía los había matado un rayo, lo mas extraño para todos es que no llovía hace mucho tiempo por lo tanto el hecho era incomprensible.
De pronto, vino a su memoria el día que salió a caminar …borracho, confundido, obnuvilado, cegado por sus sensaciones. Sumido en el sopor de la inconciencia.
Mientras retornaba a su casa pensaba en lo inexplicable de esas muertes y en el lugar donde ocurrieron aquellas extrañas circunstancias: debajo del pequeño puente…
Una vez que llegó a su hogar se dispuso a descargar las cosas y dar descanso a su viejo caballo. Pensaba en aquella noche cuando su mente había quedado nublada por tanto alcohol, la misma noche de los decesos.
De repente lo acecha un presentimiento, entonces se dirige raudamente a observar la rueda del sulki ,el corazón le late intensamente, un sudor recorre su cuerpo ,con gran asombro se da cuenta que al sulki… le falta un rayo más.
Autor: Gustavo Olguín
Miriam

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantoooooooooo, esta espectacular, gracias Gustavo y Mirian , el por escribirlo y a ti por ponerlo para su lectura.
Por favor, Gustavo, sigue escribiendo.
Besinos a ambos y gracias nuevamente.
Yoli(Xana)

Anónimo dijo...

gracias a miriam que me brindo un lugar en el blog para que todos los que quieran leer el cuento mil gracias a todos muy amables
gustavo(prete)

Anónimo dijo...

Me encanto!!!!
Wow, piensas conocer a alguien y terminada sorprendiendote, (gratamente en este caso).. es hermoso me encanto, gracias por compartir y sigue escribiendo como bien dice, Xana

Susy ( callada)

Anónimo dijo...

la verdad es un cuento muy feo

Anónimo dijo...

olguin dedicate a otro pasatiempo porque como cuentista eres muy malo

Anónimo dijo...

Si la envidia fuera tiña, cuanto tiñoso habria, jaaaaaaaaa. Yoli(Xana).

Miriam dijo...

Les agradezco por participar y opinar respecto al cuento que expuse, confío en que los comentarior realizados hayan sido hechos de manera objetiva y no por afectos o diferencias personales.
Intentaré poner mas trabajos de gente no conocida para que sigan dando su opinion. Y como saben cualquier sugerencia respecto a este blog, siempre es bienvenida.